domingo, 28 de octubre de 2012

¡¡Y otra experiencia...

...para añadir a nuestra andadura como Tribu!!!
¡¡Bailar en un restaurante, con la gente muy , pero que muy cerquita!!

Después de acabar de vestirnos en mi casa, fuimos al sitio y cenamos juntas: una forma perfecta de pasar más tiempo unidas en esta vorágine de vidas diferentes que lleva cada una, pero que se van uniendo gracias al tribal.


La primera canción que bailamos fue Marco Polo, el sueño que no había podido cumplir Marta en su época de oriental, así que sólo tuvo que mencionarlo para que todas votáramos que era la canción perfecta para empezar.

Yo...entré en trance.
No sé explicarlo de otra manera. Con las rápidas me dejo llevar,
me emborrachan y voy subiendo, subiendo de intensidad...
y ya habíamos bailado alguna lenta,
pero no sé si fue el ritmo hipnótico de la canción,
el calor que tenía, los ochos mayas de cadera para empezar...
Esas caderas tan sinuosas.
Todo fue como retárdandose
y el ambiente, y la gente dejó de existir.
Estaba la música y mis compañeras.
Si me hubiera despertado en mi cama hubiera pensando:
"Qué maravilla de sueño"
Fue preciosa...
directa a mi alma.

Me gusta mucho esta foto, en la que están mirándonos bailar Alba y María, las últimas en llegar, y que ya forman parde de las Apsaras a muerte, porque se nota que viven el tribal en el corazón.


Y ya unimos nuestros brazos en una fila, empezó la musiquita que nos vuelve locas, locas y cuando me dí cuenta habíamos bailado la última y se había acabado.


¡¡¡¡OHHHHHHHHHH!!!!
Perooooooooooooo, una darbuka en un coche , un voluntario  para tocarla y nosotras siempre dispuestas a seguir bailando, es una mezcla explosiva, así que hicimos dos temas más a darbuka puraaaaaa e improvisando mucho, mucho :P



Y al final ya se ha convertido en tradición animar a la gente del público a que muevan un poquito la caderita con nosotras, sólo por divertirse y para disfrutar durante unos minutos lo maravilloso que es este baile que nos hace tan feliz.



PD: Mil gracias a Celeste por hacernos las fotos ( aunque estaba malita); a Rubén por estar pendiente del equipo de música y preocuparse del sonido y de mis caídas de pestañas para empezar las canciones; a Isa por grabarnos y por venir a acompañarnos, al igual que Esteban, y todos nuestros amigos que vinieron a cenar y a vernos bailar.
¡¡¡Gracias de todo corazón!!!