Impresionante fin de semana de bailoteo con la Tribu Apsaras...
¡¡¡Es que resumir la felicidad que me produce bailar con ellas es tan difícil!!!
Bailar dos días seguidos, dos veces cada día, dos canciones o tres en el último pase te produce tal subidón que luego vuelas y vuelas muy alto.
Cuando nos subimos en el coche el sábado,yo descansé: había trabajado por la mañana, comí y todo allí, porque no me daba tiempo peinarme, pintarme y lo que tenía ganas era de juntarme ya con las otras Apsaras. Recién comidas nos fuimos para allá: teníamos ganas de ver dónde bailaríamos y estuvimos preocupadas porque en nuestra ciudad llovía.
En el camino paramos en una gasolinera y una de las nuestras, la que bajó a poner la gasolina , iba ella toda vestida, con su tripita al aire, y unos chicos que aparcaron al lado empezaron a silbar y a decir que nos fuéramos con ellos a una fiesta vikinga. Ains, que no podemos, que nos vamos al... ¡¡¡Mercado Medieval!!
Cuando llegamos a La Robla, nos tomamos un cafetín, un licorcito de hierbas y nos enseñaron...¡¡NUESTRO VESTUARIO!!! Uno de verdad, con bombillitas, muchos espejos, un montón de sitio sólo para nosotras. ¡¡Qué maravilla!! eStaba dentro de la Casa de la Cultura, que tenía un teatrito muy cuco, con un escenario que nos encantó, y en el que bailamos el segundo pase porque llovió, pero teníamos una alternativa y conseguimos bailar en ese escenario tan cuco.
En el primer pase, creo que fuimos todas unas profesionales, porque la música se cortaba y nosotras aguantamos el tipo, y seguíamos bailando, hasta que ya ví que no iba seguir ninguna canción y con el silencio subí los brazos, las chicas me siguieron y nos aplaudieron. Cambiamos el equipo de música, y hale, otra vez a bailar.
El domingo ya íbamos mucho más tranquilas porque conocíamos el lugar, si llovía teníamos donde bailar, pero el tiempo nos aguantó y pudimos bailar en la calle.
Ha sido una experiencia nueva: bailar en la calle. Con la gente cerquita y viendo sus caras, notando cómo disfrutan al verte, verles mover la cabecita al ritmo de la canción. Verles sonreír porque tú estás sonriendo y disfrutas de ese instante.
Lo único malo era una alcantarilla que había justo en la calle, en ese trocito y si caías en ella parecía que no podías ya salir de alli!! Jjajajajaajajaja!!
Quiero dar las gracias a nuestro DJ especial, que nos estuvo ayudando con la música, a la Concejala de Cultura por llevarnos, a Montse y a Susana que vinieron desde León a vernos, al igual que los papás y el hermano de Marta. Especialmente a su papá que nos hizo estas fotos tan chulas.
P.D.: El dolor de piernas que he tenido varios días después también ha sido increíble, pero yo creo que si nos llamaran esta semana: ¡¡repetiría!!