La "danza del vientre" es una danza que implica a todo el cuerpo, aunque la mayoría de los movimientos se originen en el centro. La columna vertebral es el eje alrededor del cual la pelvis y la caja torácica describen su movimiento de rotación. Al mismo tiempo, es la vía de ascenso de la energía que brota del suelo, y que se mueve desde los pies a la cabeza a través de ondulaciones.
Esta es una danza de enraizamiento, en la que se desarrolla fuerza y belleza a partir de la habilidad de utilizar selectivamente los músculos.
La danza oriental nos ofrece a muchas mujeres la posibilidad de conocer una cultura en la que la femenidad es un tesoro, y el cuerpo femenino, bello por naturaleza. Por tanto, nos mejora enormemente la autoestima y revela la capacidad de cualquier persona de expresarse a través de su cuerpo.
Con la danza oriental se conduce a las mujeres (y también a los hombres que la practican) a expresar nuestra sensualidad y nuestra fuerza, a conseguir el equilibrio entre gracia y firmeza, además de mejorar nuestra propia imagen... Nos ayuda, en definitiva, a conectar con nuestra salud más profunda, con nuestras verdaderas necesidades y a expresarlas a través de los movimientos.
Como cualquier otro ejercicio, esta danza puede utilizarse para mejorar la actividad metabólica e incrementar la energía; por supuesto, todo requiere de práctica, y la reorganización de nuestro cuerpo se producirá si bailamos con cierta regularidad y aprendemos correctamente los movimientos.
Pero, lo más importante, y lo que las buenas maestras siempre recomiendan es tener una mirada amable y comprensiva hacia nuestro propio cuerpo, porque es nuestro, es bello... y necesita un tiempo y un espacio para evolucionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario