miércoles, 11 de febrero de 2009

Mi canción

Ay, madre, a veces soy demasiado cabezota, demasiado visceral...
La semana pasada empezamos una coreografía nueva
con una versión diferente de una de mis canciones favoritas
y me enfadé con el mundo porque no me suena nada bonita,
nada árabe ( ¡¡qué contradicción!! ),
sin fuerza, ahhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Yo estoy acostumbrada a oir esa canción (¡¡¡¡y a bailarla en mi salón, ejem, sí lo reconozco!!!) con darbukas, con golpes secos de cadera, con ella cantando en árabe ( ¡¡¡¡y yo desafinando a la vez a todo pulmón!!!))) y claro, el cambio ha sido demasiado brusco para mi cañero sentido del baile: sin voz y con velo....
¡¡¡GRRRRRRRRRRRRRRR!!!!!!!!!

Supongo que la pobre canción no tiene la culpa
de este cansancio que me atenaza el cuerpo,
con estas ganitas de oler el Mediterráneo
que parece que no van a pasar estos diez días
para ir a comer una paellita de mamá...
******************
¡Valeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
¡¡Lo intentaréeeeeeeee!!
Pero, que conste en acta, que esta versión
parece la del organillo con la cabra, ¡¡¡jajajajaja!!!

3 comentarios:

Naida dijo...

Dios!! que curiosidad! que canción es? y porque ha sufrido esa transformación?

De todos modos como es tú canción, el salón siempre estará esperándote sin el organillo ni la cabra!

Besos y a trabajarla en sus diferentes versiones!

Anónimo dijo...

Es bueno y bonito, ver lo que los demás ven en una canción y tratar de sentir y ver lo que ellos sienten. Es un trabajo interesante

Anónimo dijo...

Uf! Me llega a pasar a mi... y deja de ser mi canción favorita. La música, a parte del sentimiento que nace en mi cuando la escucho; son recuerdos y sensaciones... como la relacione con algo malo, se acabó esa canción para mi.
Espero que eso no te ocurra y logres sacar algo bueno de esa nueva versión.